La primera de ellas, las marcas holográficas o en movimiento, se dividen en dos tipos: marcas holográficas de seguridad y marcas holográficas tridimensionales. Ambas consisten en fotografías de aspecto tridimensional, pero se diferencian en su función: las primeras son diseñadas para combatir la falsificación y manipulación de los productos, como en el caso de las tarjetas bancarias; mientras que las segundas se refieren a la proyección de imágenes flotantes susceptibles de ser rodeadas, las que se usan frecuentemente en la industria audiovisual.
Las marcas olfativas se refieren a aquellos aromas capaces de ser representados de manera objetiva y precisa, además de no ser un aroma que derive del producto mismo.
Las marcas táctiles se refieren a la superficie del producto que dé lugar a su reconocimiento gracias a una estructura o textura específica y reconocible. Este tipo de marcas se utiliza habitualmente en el sector automotriz, donde se le da mucha importancia al material utilizado en el volante y la palanca de cambios, o en el sector gastronómico, en el espesor de los vasos, la textura de las servilletas o el confort de una silla.
Las marcas tridimensionales son aquellas que incluyan una forma en 3D, incluyendo recipientes, embalajes, productos y apariencia general. Por ejemplo, la forma del chocolate de la marca “Toblerone”.
Por último, la reforma elimina las marcas de establecimiento comercial e industrial, estableciéndose la posibilidad de renovarlas como marcas de servicio.